Prescripción Enfermera. Real Descrédito.

Real Decreto de la Prescripción Enfermera.

Fue uno de esos días en los que me hubiera quedado absolutamente todo el día en la cama, o en el sofá -es indistinto- sin tener que aguantar nada de nadie; ni siquiera de mí. Y viceversa.

En realidad, el proceso de levantarme fue tranquilo y tal cual lo habitual; ducha, café y el periódico digital. Pero ahí vino la debacle. Las noticias. Es habitual que me indigne, pero esta vez fue superior a mí. Encontrarme con la posibilidad de un Real Decreto, más decreto que real, que en vez de satisfacer los reclamos de mi profesión, los limita y hasta los recorta; supuso en mí un cambio de humor radical. Normalmente, cuando una profesión universitaria, de las mejor valoradas por la sociedad, reclama algo que es una realidad que se arrastra desde hace tiempo, como es el hecho de la prescripción de medicamentos por parte de enfermería, es debido a que las circunstancias por las que transita son injustas, peligrosas y obsoletas.

Hoy en día, cuando una enfermera está en pleno trabajo, ya sea una urgencia, ya sea una actuación previsible o programada, lo hace con el conocimiento que el día a día le proporciona (a esto se le llama experiencia), y con la constante formación a la que se ve obligada -por suerte para los pacientes- moral y ya casi por inercia, para estar al tanto de los mejores cuidados y avances que se presentan en la profesión (a esto se le llama vocación y profesionalidad). Otro factor importante, es el pequeño espacio para el conflicto de intereses que tenemos, ya que no somos víctimas de farmacéuticas ni de casas comerciales que nos pueden hacer mermar la calidad de nuestro trabajo, lo que facilita la elección del medicamento o del material más apropiado en cada caso.

Es ideal que haya un proceso de confirmación de nuestras capacidades y que se determinen los límites de nuestros nuevos actos, para evitar conflictos con el personal médico, y para aseverar un mínimo de calidad, teniendo en cuenta que los nuevos compañeros que vengan, ya salgan formados en ello; es cuestión de ser previsores, mirando hacia atrás, actuando en el presente, pero pensando en el futuro.

Ahora mismo me planteo escenarios en los que no vamos a poder actuar sin una orden médica (ya que para ello necesitaremos una prescripción y diagnóstico médico), y quizás, no podremos salvar alguna vida:

1. Paciente con shock anafiláctico (reacción alérgica de las jodidas): medicamentos a poner, dexclorfeniramina y metilprednisolona (según el peso del paciente).

2. Paciente con dolor musculoesquelético en hospitalización de centro privado en el que no hay médico de guardia en planta y que requiere una pronta atención: AINES si no tiene alergias o enfermedades que lo impidan; el médico de guardia tiene una emergencia y no te puede atender.

3. Paciente con fiebre y en la misma situación que el anterior ítem.

4. Enfermera de ambulancia sólo acompañada de técnico que se ve obligada a medicalizar a un paciente porque la situación lo requiere. Empezando por lo básico, que es la sueroterapia, ,analgésicos, o medicación de vital importancia.

5. Enfermera que no puede realizar una cura con una pomada hasta que el médico no se lo confirme, porque la pomada también contiene medicamento. La enfermera sabe qué debe aplicar, pero tiene que esperar. Aplicable a heridas accidentales, quemaduras, úlceras, heridas quirúrgicas, etc.

6. Enfermera de centro de salud que no puede aplicarte la vacuna porque primero necesita la prescripción del médico.

7. Enfermera de atención domiciliaria. ¿Con qué quieren que haga las curas? ¿Con agua?

8. No se va a poder ni heparinizar una vía periférica si no es por prescripción médica.

9. Una enfermera en una escuela. Si vuestros hijos tuvieran un accidente y necesitasen medicamento urgente, no podría darle absolutamente nada. Recuerda que no hay personal médico en este tipo de centros.

10. Enfermera de empresa, en la misma situación que el ítem anterior.

A esta altura os daréis cuenta de que no sólo quieren alterar nuestro trabajo, sino el del personal médico. Y no sólo eso; pensad cómo se vería saturado el servicio de salud con todo este doble trabajo. Un verdadero desastre.

Es de entender, pues, que quienes toman las riendas de la salud ni comprenden ni intentar comprender los problemas que les planteamos, porque no es de su interés ni les genera beneficio (ni económico ni el del corazón del cual carecen).

Es entonces cuando surge la necesidad de reclamar algo que ocurre todos los días, a casi la totalidad de nuestro colectivo. Si tenemos la capacidad de aplicar un tratamiento en ausencia de personal facultativo cuando el paciente lo requiere y que puede ser de vital importancia, no tiene sentido que no lo podamos poner, a sabiendas de que estamos preparados para ello. La batalla diaria nos forma, a los golpes, a costa de nuestra salud mental y física, de nuestras varices, espaldas herniadas, fascias plantares destrozadas. A nadie le importa el soldado de la primera fila, porque es sabido que suele ser el primero en caer, aunque él mismo lo sepa, aunque sepa también que no es el mejor de los soldados, pero que está ahí, con autodeterminación por sus convicciones, por sus ideales, con la idea firme de luchar por una sanidad mejor, de hacer que este mundo sea un poquito más habitable.

Quizás sea en este punto de decepción, en el que nos planteemos dar un giro de 180 grados y mirar a la segunda fila, menos convencida, o mejor aún, mirar más allá, a esos dos o tres que dirigen la batalla desde arriba del monte, sabiendo que servirán para otra guerra, pero siempre desde el fondo, como si no fuera suya, haciendo propias las victorias y ajenas las derrotas, aunque no sepan desenvainar la espada, o quitarle el capuchón a una aguja.

Si no rectifican antes de que esto se publique en el B.O.E., todos, y cuando digo todos es todos, bien unidos a una huelga de enfermeras y enfermeros como nunca antes se ha visto. Podemos vencer a quien sea.

Publicado por Carlos

Padre de dos pequeños seres maravillosos. Fisioterapeuta especializado en Terapia Manual, enamorado del Método McKenzie. Enfermero durante más de 15 años, entregando el corazón y las manos en Palma de Mallorca.

2 comentarios

Debo decir que, aunque disfrute mucho leyendo lo que tenia que decir, no pude evitar perder interes despues de un tiempo. Es como si tuvieras una comprension maravillosa sobre el tema, pero olvidaste incluir a tus lectores. Tal vez deberias pensar en esto desde mucho mas de un angulo. O tal vez no deberias generalizar tan considerablemente.|

Es verdad que no incluí de forma especial a los lectores. Me lo tomé más como una carta abierta al resto de mis compañeros. Aún así, puede ser productiva la visión personalizada hacia el resto de profesionales. Pero tomo nota para la próxima ocasión. Gracias y saludos!

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