quirófano

Enfermeras con Orgullo

El día de las enfermeras

Llevaba cierto tiempo sin escribir nada al respecto, y la proximidad del día internacional de la enfermería me pareció la fecha más propicia para soltar algunas verdades propias relacionadas con la profesión, seguramente compartidas con algunos de los compañeros que lean estas palabras.

Si me lo permiten, me voy a otorgar el derecho de hablar de nuestro colectivo en género femenino, ya que existe una predominancia importante de mujeres, y por qué no, de paso hacemos un pequeño reconocimiento de ello.

Soy enfermero, padre las 24 horas del día, trabajo en hospitalización en el servicio de DeTodoUnPoco en horario antiestrés (así nos dicen) y no me canso de quejarme. Mi pareja también es enfermera (y madre las 24hs) y comparte conmigo sus ganas de hacer, o al menos intentar hacer las cosas bien.

Parece ser que las enfermeras son de las profesionales mejor valoradas por las sociedades de hoy en día y no es para menos, sabiendo desde el interior que siempre les ha sido difícil evolucionar, adquirir competencias y demostrar su fuerte y necesaria presencia en todos los sistemas de salud del mundo. Sin embargo, sabemos muy bien que esa valoración no ha sido proveniente por parte de los gobiernos y ni qué hablar de las empresas privadas- a quienes atribuyo la invención de la palabra ratio, con fines oscuros, por supuesto- que no sólo siguen limitando nuestros derechos económicos, sino también limitando o frenando nuestras competencias, nuestros espacios de trabajo, nuestras capacidades de mando y hasta nuestra propia voz, muchas veces ninguneada y ridiculizada ante la figuras de otros profesionales de la salud, que en algunas ocasiones también se les olvida que son compañeros. Las enfermeras, ni hoy ni nunca, deben agachar la cabeza y dejarse vencer ante la primera tentativa de menosprecio.

 Enfermeras

Enfermeras cual hormigas sindicalistas.

La facilidad del acceso a la comunicación entre puntos diferentes del planeta (una de las pocas cosas positivas de la globalización) nos ha permitido ser conocedores de la situación de otras compañeras enfermeras en cualquier lugar del mundo. Considero que sólo el hecho de saber que en otro lugar se encuentran mejor o peor de lo que uno está tendría que ejercer una presión interna que nos empuje a pelear no sólo por lo que nos toca a nivel local, sino también a nivel global. Nosotros podemos tener unos logros conseguidos, pero saber que en otro lugar remoto han llegado a obtener ciertos derechos que aún no tenemos, debería de ser condición suficiente para incentivarnos a generar proyectos de desarrollo de la profesión, así como también deberíamos incentivar a quienes no gozan de nuestros logros, de intentar crearse las vías que les permitan equipararse.

Es verdad que las formaciones de los distintos lugares puede variar mucho, y ni qué hablar de los salarios (que en un mismo país pueden diferir de manera sustancial; hecho incomprensible y significativo de que algo no funciona bien), pero son también factores que podemos tener en cuenta a la hora de pensar en logros. Es cuestión de conectarse, de comunicarse, de ayudar sin ninguna finalidad que no sea la de trabajar todos juntos por un bien común. Las enfermeras deberíamos de obligarnos a pensar como hormigas en pos de un beneficio en conjunto, porque al final de cuentas es la sumatoria de pequeños actos lo que nos puede hacer grandes. No es lo mismo que una persona realice un acto grandioso, difícil e improbable, a que muchas tengan pequeñas y factibles actitudes que propicien un cambio global, y sobre todo que asegure la continuidad. Y aunque existen mecanismos de presión formal (ejercida hacia las empresas, gobiernos nacionales, ministerios, consejos de enfermería, universidades y administraciones locales) como son los sindicatos, también es a ellos a los que hay que recordar que no deben ser víctimas del aburguesamiento, de las conveniencias políticas y de algunas tentaciones corruptas.

Enfermeras

Orgulloso de Ser Enfermero.

Orgullo. No hay otra palabra para la profesión que he elegido. Me enorgullezco porque somos la primera fila de un batallón que lucha contra las adversidades, recibiendo la presión del paciente, del médico, de la dirección, de la corporación y del servicio de salud, poniendo muchas veces en riesgo nuestra propia integridad física, mental y hasta alterando la conciliación de nuestras familias. Eso no se paga con una palmadita y en la espalda cada 12 de Mayo; se paga con reconocimiento, con mejoras en nuestras condiciones en donde quiera que sea.

Somos muchos, y como dije en otro post del año pasado(Enfermería Divina), si saltásemos todos juntos podríamos desplazar a la tierra de su órbita. No lo olviden. Para seguir sintiendo ese orgullo, no debemos bajar nunca los brazos.

Compartíd. Comentad! Luchad enfermeras!

Publicado por Carlos

Padre de dos pequeños seres maravillosos. Fisioterapeuta especializado en Terapia Manual, enamorado del Método McKenzie. Enfermero durante más de 15 años, entregando el corazón y las manos en Palma de Mallorca.

1 comentario

Es una pasada encontrar a alguien que realmente sabe lo que están hablando en Internet. Definitivamente, sabes cómo sacar un tema a la luz y que sea ameno. Más usuarios deberian leer esto.

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